Por Donaldo Ortiz Lozano, SJ
El Papa Francisco en la Plaza Basílica de San Pedro sin feligreses ha hecho la llamada al mundo más significativa en cuanto palpablemente pudimos ver en la televisión. La autoridad, en una voz que habla de Dios, de fraternidad, de perdón, de reconciliación, de acordarse de los más pobres y de los emigrantes y que invita a cada uno a soportar con valor y dando lo mejor de cada uno, motivada por el virus que nos tiene encerrados.
El Papa pide al Señor por la salud de la humanidad. Es el símbolo de nuestra actual historia. El confinamiento de la población en tantos países, es en nuestras experiencia colombiana ha tocado la fibra de nuestro ser y nuestro comportamiento por la creación, nuestra casa común y nuestra relación humana y ciudadana. De las expresiones, sentimientos de nuestra vida para protegernos y curarnos nos ha hecho ver la generosidad en un mundo que compartimos todos y que nos hace sentirnos hermanos especialmente con tantos que están sufriendo como lo estamos viendo con los hermanos venezolanos. Pero estamos en el tiempo que el Señor ha resucitado y vive a nuestro lado. Y necesitamos pensar para saber que estamos sobreviviendo y que nosotros somos ratones de laboratorio en un experimento natural con un comportamiento que nos hace ver la realidad de lo que somos como seres humanos, cristianos y colombianos. Necesitamos pues, pensar para saber que estamos sobreviviendo, es decir, superando todo aquello que nos aparta del pesimismo y la perdida de la fe.
Como Bartolinos, confiamos todos que podemos estar a la altura de estas circunstancias únicas en la historia de la humanidad. Unidos porque es un fenómeno que ha cubierto a todo el universo de maneras muy distintas y con tragedias, muertes y desolación. Diferentes en cada país, pero de todas maneras compartidas en las comunicaciones actuales las cuales nos hacen estar presentes en todos los rincones del mundo para presenciar la diligencia, el trabajo, la dedicación, el responder a nuestras profesiones de la manera más adecuada para el ser humano.
Pienso en tantos Bartolinos dedicados a la salud profesionalmente. Pienso en los que todos los días están exponiendo su vida para salvar a otros, en las familias que cuidan a otros en momentos de confinamiento y cuarentena. Pienso en las iglesias, no solo la cristiana, con las puertas cerradas porque nadie puede entrar por el temor a la contaminación y por las disposiciones del Gobierno con relación a la pandemia.
Oro al Señor para que nos de paz y tranquilidad para que con Nuestra Señora la Virgen María nos otorgue optimismo, confianza, esperanza y que seremos capaces de superar este presente. A Dios gracias debemos los medios modernos de comunicación que nos hacen llamar al uno o responder el mensaje del otro y de todas maneras sentirnos no solos sino muy acompañados por aquellos cercanos a nuestros afectos.
Les deseo lo mejor de este mundo, paz a sus familias, alegría en medio del dolor, cercanía con Dios. Que es Él que tiene el poder para atenuar todos los sufrimientos humanos con esa esperanza única de que Él todo lo ve, y nos protege en medio de las dificultades. Un abrazo para todos, una oración para todas las familias y un mensaje de esperanza porque Dios es superior a todas las contingencias. Un saludo para todos.
Donaldo Ortiz, S.J.
2 Comments
Gracias P. Donaldo x su contagio d esperanza en Dios.
Gracias padre por su permanente acompañamiento.