Han pasado casi 50 años desde que inicié el colegio, el cual era “la filial” del colegio de mi padre, pues él nació en Nariño y su educación la recibió en el Colegio San Francisco Javier. De esa época tengo vagos recuerdos, pero sí anécdotas contadas por mi madre. En una de ellas, resaltó que, en la entrevista con el padre rector de ese entonces, el Padre Álvaro González, hábilmente le desocupé todo el escritorio de la rectoría, motivo por el cual inicié con matrícula condicional mi primer año de colegio. Hoy reflexiono frente a ese episodio y comprendo, que esa fue una demostración donde se evidenciaban algunas de las características de lo que es ser Bartolino o Bartolina: la curiosidad, la bondad y la comprensión.
La curiosidad, fue mi motivación para explorar dentro de ese cajón lleno de papeles y ningún dulce, con el tiempo entendí que es una característica de todo Bartolino o Bartolina; es la base de nuestro desarrollo del intelecto. Es la capacidad que tenemos de siempre querer encontrar respuestas a preguntas que incluso no nos hemos hecho. Entre mis compañeros, y en general en los cientos de Bartolinos y Bartolinas e incluso exalumnos y exalumnas de colegios de jesuitas que he conocido, su aprecio por el conocimiento siempre está presente. En el arte, la historia, la ciencia, hasta en el conocimiento del más allá, como en el podcast “El club del misterio” que recientemente vienen desarrollando algunos compañeros que se han unido a dudar de lo obvio, está la curiosidad. El Bartolino o la Bartolina es una persona curiosa, ávida de conocimiento.
La bondad demostrada por el padre González al tolerar y aceptar a dicho mocoso de seis años
en el colegio, posiblemente aferrado a la común excusa “es un niño y hay que comprenderlo”, es la natural inclinación a hacer el bien que tenemos todos los exalumnos y exalumnas de los jesuitas. Es la disposición a querer y hacer las cosas bien. Hace poco, en un viaje, conocí al Presidente de la Asociación de Alumnos del Colegio Nuestra Señora de Montesión, el más antiguo de la Compañía de Jesús, fundado en 1597, y sin sorprenderme, ratifique esta disposición. Ellos, así como nosotros en ASIA Bartolina, nos esmeramos en ayudar a los más necesitados, ayudarnos entre nosotros y promover ese sentido de satisfacción de hacer el bien.
Y la comprensión, igual demostrada por el padre González, al entender y no desesperar ante mi acto de curiosidad, y contrario a castigarlo y negarme el acceso al colegio, lo terminó convirtiendo en un acto pedagógico, aceptándome con matrícula condicional. Matrícula que con el tiempo me di cuenta que nadie supo, y por ende fui yo el que la tomé como un acto de corrección que me enseñó a ser más respetuoso con las cosas ajenas. Esa, es posiblemente otra de las características, esmerarse por comprender las cosas, las personas, las realidades y siempre en cada reflexión hacerla con un fin constructivo para la mejora y el crecimiento.
Muchas más son las características que nos definen, pero sin duda estas tres hacen parte de nuestro ADN. Invito a que entre todos reflexionemos en lo que nos identifica como Bartolinos y Bartolinas.
A todos: RACHIS PUM