Guillermo Fernandez de Soto
Palabras de Guillermo Fernandez de Soto en su Condecoración con la Orden de San Bartolomé
La llegada del LTE 5G

Calidad y no cantidad

Por Ricardo Ávila Pinto, Bartolino 1977

Impulsar en el país la creación de empresas puede no ser la solución que requiere la economía, si no se trabaja en mejorar la productividad.

Es ampliamente conocido que el Gobierno de Iván Duque le está apostando al emprendimiento. Fue una de las banderas de campaña del actual presidente y es uno de los tres pilares del Plan Nacional de Desarrollo, cuya ley fue aprobada anoche por Congreso. Además, este año habrá un documento Conpes sobre el tema que servirá de hoja de ruta de largo plazo.

Dicho propósito es una oportunidad para hacer las cosas bien, comenzando por señalar que el crecimiento económico vía mayor productividad debe ser prioridad. Para ello, Colombia requiere de una política pública de apoyo al emprendimiento, basada en evidencias, no en emociones.

Hace unos diez años, Scott A. Shane recibió en Suecia el galardón ‘Premio Global por Investigación en Emprendimiento’, la distinción más importante a nivel mundial en la materia, el cual se entrega desde 1996.

En la ceremonia, el profesor estadounidense presentó un ensayo académico que resume su trabajo: “Por qué incentivar a más personas a volverse emprendedores es mala política pública”. Según la tesis expuesta, los encargados del tema suelen pensar que una mayor creación de firmas reactiva economías en problemas, genera innovación y empleo. Esa creencia es un mito peligroso, porque una compañía típica que viene de nacer no cumple con esas características, además de ser improductiva y gestar poca riqueza.

Dicho de manera descarnada, este no es un tema de volumen, sino de utilizar los recursos escasos en apoyar pocas empresas, con promesa de alto crecimiento. Más que cantidad, el desafío es la calidad.

Shane evidenció, con datos de varios países, que cuando los gobiernos intervienen para fomentar la creación de compañías de manera masiva, esto lleva a una explosión de sociedades en sectores con bajas barreras a la entrada, lo cual acaba llevando a altas tasas de mortalidad empresarial. En contra de lo que se podría creer, se demuestra que las naciones más prósperas tienen a su vez tasas decrecientes de creación de empresas.

La recomendación es que, por contraintuitivo e injusto que parezca, el Gobierno dedique su tiempo y recursos a identificar y apoyar proyectos extraordinarios, y elimine subsidios, créditos, regulaciones especiales y exenciones tributarias orientados a incentivar la creación de empresas. El experto advierte que los funcionarios públicos en general, son pésimos escogiendo ganadores.

¿Qué recomienda? Utilizar las señales del mercado para identificar a qué firmas apostarle. En particular, el financiamiento a emprendimientos, donde ángeles inversionistas y fondos de capital de riesgo tienen incentivos bien alineados e instrumentos sofisticados para tomar decisiones de inversión.

Marcela Eslava, profesora de la Universidad de los Andes, ha trabajado ampliamente sobre el tema y señala que en Colombia el problema no es un déficit de emprendedores, sino un exceso de los mismos. El desafío no es que muchos ensayen con un ‘negocio’, sino que aparezcan firmas con vocación exportadora, capacidad de competir y condiciones para generar empleos de calidad.

Y aunque alguien podría argumentar que los propósitos de Duque se asemejan a lo que dicen los estudiosos del asunto, no está de más señalar que en el plan de inversiones plurianual que está a punto de recibir su bendición en el Capitolio, hay diez billones de pesos para apoyar el microcrédito y la empresarialidad, mientras que la transformación productiva recibiría apenas un billón.

De tal manera, Eslava señala que en lugar de estimular el “emprendimiento de supervivencia” se le dé a la productividad el énfasis que merece. Solo rompiendo los cuellos de botella actuales será posible mejorar la tasa de crecimiento. Lo demás suena bien, pero es posible que no funcione.

Artículo cortesía Revista Portafolio
https://www.portafolio.co/

Ricardo Ávila Pinto - Bartolino 1977

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