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Exposición de Arquitectura Social – La Calle de los Niños

Tan grande afecto, como gratitud y reconocimiento al amadísimo Padre Donaldo Ortiz Restrepo, S.J. nuestro “Pedro” contemporáneo; acostumbrado a ser la primera piedra de muchas de las obras bartolinas, también lo fue para la Fundación PROYECTOS HUMANOS en la década de los años 80s. Con su piedra angular y las demás que pusieron otros líderes de la gran familia, se conformó el arco principal que sustentaría la obra social que hoy presentamos a las nuevas generaciones Bartolinas, develando los aprendizajes y conocimientos derivados de tal experiencia vivida, como fuente de luz para la obra venidera.

Con fe visionaria y asumiendo la incertidumbre, ASIA Bartolina se hizo a la “Casa Negra”, un inmueble ubicado en la localidad de Chapinero donde tuvo lugar la primera experiencia de inserción social, descrita por UNICEF, como el “surgimiento de un nuevo Modelo de Atención Comunitaria para América Latina y el Caribe”, no referida a poblaciones inmersas en el conflicto armado sino, en este caso, a una población específica de habitantes de la calle, conformada por medio centenar de niños, adolescentes y jóvenes integrantes de una “gallada” (Pandilla Juvenil) que ocupaba este inmueble de manera irregular.

Los primeros bocetos de la iniciativa se remiten al colegio San Bartolomé La Merced, en febrero de 1979, siendo el Padre Darío Chavarriaga, S.J. quien hiciera las primeras anotaciones a la propuesta de agrupación educativa; ocupaba la Dirección de Estudios, mientras los proponentes eran tan solo tres estudiantes de Quinto Bachillerato; pero fue necesario transitar los años de universidad y otro tanto para que desde la arquitectura, la psicología y la medicina se aportaran los primeros lineamientos de una propuesta dirigida a “Los Niños de la Calle” en Bogotá.

El entusiasmo de tantos Bartolinos, animados desde la Presidencia de ASIA por su líder el Dr. Fabio Tobón Londoño, la Junta Directiva de entonces y otros, que se involucraron desde sus profesiones y oficios, hizo posible un acompañamiento creativo e interdisciplinario que condujo la experiencia de calle hacia verdaderos procesos de Participación Comunitaria y Autogestión Juvenil y  permitieron construir condiciones reales para la inserción de esta población a la vida social y a la ciudadanía activa.

Reconociendo, desde el Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI), que vienen del espíritu la primeras  mociones de una experiencia y que ello demanda una reflexión posterior que conlleve a una acción propiamente pedagógica y por lo tanto evaluable, correspondió a otro grupo de Bartolinos abordar el reto de la sistematización; comprender la experiencia vivida, develar sus aprendizajes y construir conocimiento útil para futuras aplicaciones y también para las Políticas Públicas asociadas a la materia.  Por este camino se llegó a la visualización de “La Calle de los Niños”, una nueva perspectiva, un planteamiento innovador que descubre alternativas de vida y posibilidades de desarrollo para todos los niños del mundo. Nace así la “Arquitectura Social”  y a partir de su ponencia en el Congreso Mundial de la U.I.A. en Barcelona (1996) se implementa su Taller – Escuela para aplicar y validar sus enfoques y herramientas en diversos contextos: Docencia universitaria, Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, Reconstrucción del Eje Cafetero, Reforma Administrativa de Bogotá, Responsabilidad Social Empresarial, Política Social en Empresas de Servicios Públicos (EAAB y ETB), Proceso de Paz en Colombia, Renovación Urbana del CAN,… entre otros más.

Con la venida del Papa Francisco a Colombia (2017), se ratificaron planteamientos coincidentes no solo en el contenido sino curiosamente en el nombre, ya que bajo el título de “EL PRIMER PASO”, escogido por su santidad para su campaña, se conformaba también una exposición (2004) que busca presentar la “Arquitectura Social” como integración de conocimiento científico, artístico y espiritual en función del Desarrollo Humano, la Construcción Social y la Renovación Institucional.

Ha llevado la pandemia y el confinamiento (2020) a la agudización de la crisis social /cultural, que pone en evidencia los modelos de economía extractiva y desarrollo excluyente como generadores de la pobreza y violencia que imperan en Colombia, con incalculables daños a los eco-sistemas naturales que amenazan la vida y reducen las posibilidades de desarrollo de las generaciones futuras.  

En la foto: Eduardo Isaza, Gilberto Alzate y Juan Humberto Quintana - Promoción 80
En la foto: Eduardo Isaza, Gilberto Alzate y Juan Humberto Quintana – Promoción 80

Esperamos con profundo anhelo, una señal de luz en esta oscuridad, que nos permita congregar a la familia Bartolina en torno a una visión de esperanza y fe en el Gran Proyecto Humano; qué mejor que un “CARDENAL DE PLATA”, venido de las huestes ancestrales, convocara a los hermanos cantores, sin fronteras generacionales ni ideológicas, alrededor de un canto general que anuncie un destino posible de salud y paz basado en el Amor como criterio ordenador de una nueva territorialidad. Un abrazo a los hermanos Bartolinos.

Eduardo Isaza Ceballos - Bartolino 1980

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