Tres generaciones, un mismo espíritu
El asunto es la reconciliación social

“El espíritu bartolino no es otro que el mismo espíritu ignaciano”

Antes del inicio del nuevo ciclo escolar el padre Diego nos permitió un encuentro muy personal en el que nos dió su visión sobre lo que fue la Pastoral Social, sus retos como nuevo rector y una interesante reflexión sobre las vocaciones sacerdotales.


Padre Cristancho, a usted le tocó vivir la pandemia como director de Pastoral del colegio, ¿cómo fue vivir esta crisis global con familias y estudiantes sin la presencialidad?, ¿cómo fue este reto de dar continuidad con una Pastoral Social digital?

Ese proceso, de alguna manera, ya venía haciendo sus primeros pinitos, la pandemia lo que hizo fue que eso explotara con una mayor fuerza, hizo que toda esta hiperconexión se hiciera más evidente. Ya se venían, de alguna manera, desarrollando modelos de educación virtual, de educación a distancia y de pronto algunas universidades iban más avanzadas. Los colegios de pronto no tanto pero eso hizo que esto tuviera que empezar a desarrollarse con una mayor velocidad y la pastoral en particular.

Una de las primeras preguntas y cuestionamientos que tuvimos que hacernos fue ¿qué debíamos hacer para trasladar unas experiencias que tienen un peso cuando se realizan de manera presencial? Debíamos tratar que ese peso no se perdiera o que ese impacto no se perdiera al llevarlas a un ambiente remoto o virtual. Ese fue todo un desarrollo que los agentes de Pastoral tuvimos que empezar a mirar: ¿cómo proponer una experiencia a través de una pantalla, de un computador y de distintas herramientas o aplicaciones tecnológicas?.

Fue interesante ver cómo la motivación de los estudiantes o lo que ellos perciben que es la pastoral tiene algo que no encuentran en otro sitio, ese plus. De ahí que nos agarramos del hecho que ellos puedan tener oraciones guiadas, que ellos puedan tener experiencias que de pronto antes realizaban en la finca del colegio, era de alguna manera, recrear el ambiente de su casa para que allí también, haciendo actividades de distinto tipo ante una cámara o en relación con su familia, tuvieran como ayudarles a seguir desarrollando ese mundo interior, esa dinámica de su dimensión espiritual.

Creemos que sí llegamos al corazón de los estudiantes, incluso el de las familias, que es algo que en la presencialidad a veces no es tan fácil de lograr. Los padres se dieron cuenta que el colegio tiene un diferencial con respecto a otras propuestas educativas y estas experiencias de Pastoral en las que se desarrollaron habilidades distintas (no podemos decir que mejores o peores pero sí distintas a las que desarrollan las ciencias duras o las otras áreas humanísticas), les permitieron a las familias ver también que lo que la pandemia ofrecía no era necesariamente un problema sino que también se podía convertir en una oportunidad.


Por su rol anterior como director de la Pastoral Social hay una cercanía con el estudiante de manera diferente, muy personal, ¿cuál es su expectativa ahora que ya está con el rol de rector?, ¿cómo quisiera que fuera esa relación? y ¿cómo cree que va a ser?

Venía siendo una relación bastante familiar, ciertamente la Pastoral le permite a uno estar mucho más en contacto en el día a día con los estudiantes y con los profes. Yo esperaría que esa familiaridad no se perdiera porque si bien es cierto que en el rol es el mundo administrativo y de gestión, la dirección consume una buena cantidad de tiempo.

Yo si esperaría hacer el esfuerzo también porque eso va en la persona y en la medida en que uno también establezca su orden. No perder el contacto con los estudiantes, con los profesores y no desconectarse de lo cotidiano dentro del colegio por ponerle atención quizá a otros procesos que son importantes pero que tiene el peligro de absorberlo a uno.


Entonces yo esperaría no perder esa cercanía, esa relación con ellos porque en últimas eso también hace que el espíritu de quienes están dentro de la institución no vean lejana a la Compañía de Jesús, a los jesuítas: no vean lejanos a aquellos o aquellas que son inspiración por la que escogieron su colegio, entonces ese es mi deseo.


Algo que he notado es que tenemos menos jesuítas en los colegios, yo recuerdo como ex alumno que habían jesuítas en diferentes áreas del colegio. ¿Eso es algo que se han preguntado?, ¿Cómo ve este proceso Padre Cristancho?, ¿piensa que hay alguna transformación en las vocaciones religiosas de la Compañía?

Eso es una realidad. La disminución no solo de jesuitas sino de vocaciones religiosas a nivel mundial es un hecho, eso no se puede negar y es un desafío. Más que verlo como un problema o como un punto negativo yo creo que nos plantea la pregunta: ¿qué está pasando con este estilo de vida en el siglo XXI, y no solo en el siglo XXI sino que se venia viendo a finales del siglo XX? Y es un desafío porque eso implica preguntarse ¿cómo estamos acompañando?. Porque esa pregunta por un estilo de vida particular que es la vida religiosa, o no es atractiva, o ya está empezando a hacernos ver como iglesia, qué tenemos que cambiar. Porque cuando uno entra en contacto con los ex alumnos de las generaciones más jóvenes, la pregunta por el sentido de vida, por qué hacer con su vida, qué le da fundamento, dónde se para, sigue siendo fuerte; la inquietud espiritual y realmente por el sentido profundo y hondo de la vida, de qué le quiero apostar en mi vida, es una pregunta que para los muchos jóvenes, de hoy sigue siendo importante. Sólo, que de pronto, la manera como hemos venido siendo educados a nivel religioso no nos conecta.

Es posible que también el modo como nosotros hemos sido formados a nivel espiritual, la persona de Jesús no la comprendemos del todo bien; los modos de orar y de relacionarnos con la trascendencia quizás tampoco nos los han facilitado y nos ha permitido conocer o comprender que eso no nos hace lejanos del mundo, que eso no nos desconecta, que eso no nos hace parecer persona extrañas o raras, sino que cuando uno comprende esa lógica puede seguir viviendo su vida normal en el sentido de realizar muchas actividades pero dándole un toque diferente, que le permitan si renunciar a algunas cosas pero sentirse realizado con otras. Que yo creo también es la opción de cualquier estilo de vida: se renuncian en algunas cosas por otras. Y yo debo preguntarme a que estoy dispuesto a renunciar y qué quiero realmente apropiar, sentir, gustar, para mi vida.

Vladimir Clavijo - Bartolino 1997

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