VIII Torneo de Golf de exalumnos Bartolinos
“El espíritu bartolino no es otro que el mismo espíritu ignaciano”

Tres generaciones, un mismo espíritu

“Lo intuía, pero no tenía forma de verificar: los graduados del San Bartolo tenemos un mismo espíritu.”

Fue una de esas tardes típicas de agosto entre sol y nubes grises en la que nos pudimos reunir cuatro graduados en la antigua iglesia La Estrada o a lo que otras generaciones conocimos como la Biblioteca de nuestro San Bartolo. Gracias al apoyo de la nueva directora administrativa de ASIA Bartolina Karen Melo y por el contacto que tengo con mis amigos de la promoción 97, logramos reunir a tres generaciones de graduados. Una apuesta que tuve hace muchos años y que ahora haciendo parte de la nueva junta directiva de la Asociación de Exalumnos Bartolinos se hizo realidad.

Fue así como gracias a Ricardo Gutiérrez de mi promoción y que es hijo de un bartolino, el estimado Daniel Gutierrez, pudimos tener a dos generaciones: una graduada hace cincuenta años y otra hace veinticinco años. La otra labor era conseguir a alguien que se hubiese graduado hacía poco y por esa conexión que tiene la asociación logramos tener a Maria José Romero, una bartolina recién graduada del colegio y que ahora se inicia como estudiante de medicina en la Pontificia Universidad Javeriana. Ya logrados los tres participantes, este espacio que hoy les narraré en esta tarde de agosto, puede dar cuenta de algo que a mis cuarenta y tres años intuía pero no tenía forma de verificar: los graduados del San Bartolo tenemos un mismo espíritu.

Si bien al montar la cámara en el trípode, ajustar micrófono y luces para que esta entrevista tuviera una versión audiovisual era algo rutinario para mí. Lo maravilloso era ver a estas tres personas hablar como amigos de distintos tiempos, se podía sentir esa magia y añoranza que uno tiene cuando se ha formado entre el platanito, las canchas del sur, el laboratorio de física, el coliseo, el gran patio de infantiles o los corredores de elementales. También es sensible el recuerdo de la algarabía que significaba hacer parte de este colegio, en el que desde muy arriba de la montaña podíamos apreciar una ciudad que nos prometía muchos futuros. Y por ese lado empezamos, por quiénes eran hoy.

Daniel, el padre bartolino

Es doctor en medicina, cirugía y psiquiatría de la Javeriana (dato de color: todos los que estábamos en este espacio además de ser bartolinos, somos javerianos) y que hace solo unos días antes de este encuentro había celebrado sus cincuenta años de graduado del colegio. Y esa celebración se llevó a cabo al mismo tiempo que María José también se graduaba. Es decir, encuentro y más encuentros que recuerdan esta sensación de ser parte de algo más grande.

Yo nunca conocí a Daniel en mis años de estudiante, a pesar de que era el padre de un compañero de mi promoción. Al momento en que Ricardo me lo presentó no pude dejar de notar su firmeza, sus ojos claros y mirada aparentemente sería, que contrastan con su voz amable. Un hombre con un humor muy bartolino. No sé si era el sarcasmo que nos permitieron tener los padres jesuítas o simplemente porque la tranquilidad de hacer parte de este espacio nos regaló la confianza de sentir que las palabras siempre serán bien tomadas. Finalmente, este momento con Daniel se convirtió en complicidad, la de otro bartolino que hoy sigue celebrando la vida.

Ricardo, el compañero de promoción

Cuando ví en whatsapp que Ricardo compartía las fotos de la celebración del quinquenio de su padre y la emoción de que nosotros también en un futuro podríamos celebrar este encuentro, fue que noté que mi idea de reunir la visión de generaciones de bartolinos se podía dar más rápido de lo que pensaba. Al contarle a Ricardo fue poco el tiempo que duró para lograr decirle a su padre que nos acompañara en esta edición de la revista y aunque sé que esto era un experimento que no tenía antecedentes, Ricardo confío en el proceso.

Con Guti, como le decíamos en la promoción, compartimos clases, de pronto algún partido (nunca fui mucho de fútbol, lo mío era más bien el baloncesto) y seguramente recuerdo más de una vez en la que nos divertíamos con los chistes que otros compañeros hacían de otros o de las clases y obvio, de nuestros amados profesores. Esa grandeza de

aceptar la invitación, de traer a su padre y de confiar en este momento es lo que habla de creer en que somos una unidad. Hoy Ricardo es Administrador de empresas, (adivinen de qué universidad) y es socio de una Fintech llamada Creditop. Y bueno, saber que en esta entrevista pudimos recordar el pasado de una manera parecida, me demostró que los miedos que yo viví con los carros bomba de Escobar, con la Fiscalía frente al colegio o la sensación de incertidumbre después de las muertes de candidatos o la esperanza de la Constituyente del 91 no solo era mía, fue también de aquel compañero con el que seguramente no hablé en el bachillerato, sino hasta que ya estábamos graduados. Es decir, nos unió el lugar por el que hoy nos reunimos. Por eso gracias Guti.

María José, un arquetipo de la mujer bartolina

Cuando nos estábamos graduando en el 97, Ricardo y yo, solo alcanzamos a ver a un primer ciclo de unas bebés que entraron al primer grado del colegio. Las veíamos caminar a la hora del almuerzo y era imaginar a esas pequeñas niñas que algún día también llevarían el SBLM en sus sudaderas y que nos representarían en fútbol o en teatro. Y bueno, ya han sido muchas las promociones de mujeres bartolinas graduadas, pero para Daniel, Ricardo y para mí, esta era la primera vez en interactuar con una de ellas. Creo que tanto ellos como yo coincidiremos en que es un orgullo saber que estas mujeres también llevan las enseñanzas de Ignacio en su vivir. Maria José fue la personera durante el 2021 y 2022, ahora está en medicina en la Javeriana (sí ven es una coincidencia poderosa la de la universidad) y ahora en su primer semestre piensa su carrera como ese vehículo que le permitirá tener su propio lugar en la historia y que por el carácter forjado entre enseñanzas de docentes y su propio liderazgo, hoy le permite ver un futuro más allá de estas primeras paredes que contuvieron esos sueños y deseos. Esa sensación ¿la recuerdan? al momento de salir graduados y de querer tomar el mundo a manos llenas, pues hablar con María José fue recordar que esa energía vital que hoy transita por sus venas es la misma que transitó por las nuestras hace cincuenta y veinticinco años. Es una bartolina con todas las letras.

Cada uno de ustedes tuvo un contexto de país diferente. Cuéntenme cuáles fueron esos momentos que ustedes vivieron en el colegio.

Maria José Romero: Creo que tengo tres momentos clave que pasaba en el país que yo recuerdo en el colegio. Uno es el Mundial 2014. Me encantó. Los vi en el colegio con pantallas. (…) Yo estaba en cuarto y es un momento que recuerdo porque fue muy chévere y fue una época muy disfrutable del colegio. Además porque me encanta el fútbol yo estuve en la selección.

Otro fue el plebiscito, todo lo que fue el proceso de paz y ya la firma. Recuerdo que uno de pequeño tiene la visión de los papás y la visión de lo que piensan los papás, lo que dicen los papás y qué posición política tienen los papás. Mi papá votó que sí y mamá votó que no y yo soy muy afín con mi mamá, entonces yo también voy a decir que no. Sin entender el trasfondo de lo que realmente ha sido el conflicto armado en Colombia y pues sí se puede analizar que las personas que dijeron que sí, que finalmente perdieron ese plebiscito eran las víctimas, eran los afectados directos por el conflicto armado y ahí es donde entra ese valor de empatía: Ellos están dispuestos a perdonar, ¿por que nosotros desde una posición política privilegiada decimos que no y nos negamos?

Entonces siempre el colegio me va a servir y siempre lo voy a agradecer. Hago énfasis en el Curso Taller de formación de líderes. El curso taller me cambió la vida, Capitolio entre 15 años y salí de 18 años pero para mí en toda la pandemia fue el proceso de digerirlo, digerir la conciencia ambiental, digerir la conciencia social y nuestro papel como bartolinos para ser ese ente transformador. Entonces realmente lo amo, fui asesora y lo disfruté aún más. Realmente agradecida con el colegio, con la responsabilidad de disfrutar cada momento que me sirva, qué va a ser toda la vida.

Ricardo Gutiérrez: Es un mix de muchas cosas de una época. Habrá sido del 1987 al 1990, que había un candidato o ministro muerto por año, una bomba por semestre, tres bombas al año. De grandes da como miedo, uno sabe qué está pasando y dentro de todo los pequeños pues no sabíamos cómo asimilar eso. Creo que ya se nos había vuelto normal porque entre los seis y siete años hasta los diez y once años, apenas estás tomando conciencia.

El segundo fue la clasificación del mundial del 90, en el salón de elementales que no supe cómo cupimos todos en un televisor chiquitico pero vimos los goles y clasificados, después de 28 años.

Un tema importante fue la Constitución de 1991, estábamos en quinto y fue por esa época del año, donde se incrementó el tema de las alcaldías (…) con el tema de votar, de la democracia, de cómo funcionan las instituciones hacia fuera. Porque yo sí creo que faltan materias en los colegios, incluso en las universidades que deberían ser universales como el tema de ecología, temas digitales, inteligencia emocional, de cómo funciona el aparato del estado, cómo se elige un Alcalde, qué hace un gobernador, esa clase de cosas.

Y más adelante fue una crisis económica en el 1996 y el 1997 donde no hicimos excursión, mucha gente tuvo que salir del colegio, mucha gente no entró a la universidad de entrada y también un poco complejo.

Daniel Gutiérrez: A mí me tocó al final de bachillerato tres movimientos importantes: uno fue el movimiento estudiantil donde la Universidad Nacional principalmente y un poco la distrital hacían marchas tremendas por la séptima hasta la plaza de Bolívar. El otro elemento importante fue la aparición del M-19 con el robo de la espada de Bolívar y también está cuando nos mandó a dormir el doctor Lleras. (…) El otro evento es la formación de los Elenos, estaba el cura Torres y algunos de los jesuitas que estaban por acá haciendo magisterio, también terminaron por allá San Pablo. Ahí comenzó el padre Francisco de Roux también con su idea en San Pablo, en el sur de Bolívar.

Hablemos del primer recuerdo que ustedes tienen del colegio, ¿en qué lugar físico está ese recuerdo?

Daniel Gutiérrez: “En ese entonces primaria estaba orientado por las monjas. por lasmonjas de Siervas de San José. Tenían un hábito negro y unas camándulas al lado, muy gruesas con un cinturón que producían miedo. Fue el primer recuerdo, cómo tocaban la campana para ir a los buses y había una madre que se llamaba Isaura (…). Son unos recuerdos muy lindos del colegio y las idas al monte cuando era día de gimnasio.

Ricardo Gutiérrez: “Todavía recuerdo el día que le hacen a uno pruebas para saber si puede entrar al colegio. Ese día lo recuerdo muy bien y recuerdo mucho dos personas del primer año, en transición, que eran Carmelina, la profesora que duró muchos años y creo que todavía estaba cuando mi papá estaba en once. Y la hermana Torito que también fue legendaria pues paso por veinte o treinta generaciones. (…) y así más como recuerdo de colegio: las izadas de bandera que eran épicas(…)

María José Romero: “Yo tengo un recuerdo poco chistoso fue en pre jardín recuerdo que fue de los primeros días de clase y había unas bolsitas que traen juguetes, era como una adaptación al preescolar. Primero te hacían cosas didácticas y yo en mi casa tenía una bolsita parecida p(…) Y yo hice una maldad, recuerdo que hice una bolsita de plástico de amarillo y azul y a mí no me gustaba el amarillo llegué al colegio y vi la bolsita que era como rosada y azul y cogí la bolsita amarilla azul y la cambie y me lleve la otra bolsita. (…) Yo lo alardeaba luego por todo el colegio. Pero como dice Ricardo, después del primero, todos son recuerdos absolutamente inolvidables.

¿Quiénes fueron esos docentes que marcaron su estadía en el San Bartolomé?

Ricardo Gutiérrez: Ante todo un agradecimiento a los profesores, porque al fin y al cabo forjaron realmente nuestros valores. Y alguien especial, más que un profesor fue el prefecto de estudiantes: Olinto Ramón. Y así que recuerde, Jaime Gómez con el cual todavía tenemos cierto contacto, incluso tenemos amigos en común en redes sociales y en fin esos serían los que más recuerdo.

María José Romero: Adri López, era la docente de geometría en sexto. Ella nos acompañó desde sexto hasta octavo y muchos de los momentos que teníamos eran con ella. Sí bien nunca fue mi acompañante sí acompañó muchas de nuestras pilatunas de curso y muchas de nuestras locuras. Y pues obviamente estaba el regañó cuando hacíamos cosas que se pasaban del límite pero también estaba el acompañamiento de lo que hace el colegio y de lo que fue siempre el acompañar de los de los valores ignacianos y ella lo hacía de una manera muy lúdica, muy cercano. Uno le sentía como un aprendizaje constante, muy constante.

Vladimir Clavijo - Bartolino 1997

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