Por Donaldo Ortiz Lozano, SJ
Cuando llegué por primera vez a trabajar al colegio San Bartolomé en septiembre de 1960, asumí algunas de las clases que dictaba el padre Gerardo Remolina quien viajó a Roma a hacer sus estudios de Teología. El rector del colegio era el padre Fernando Varón, SJ y todavía se hablaba de la reciente creación de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Bartolomé La Merced. Fue creada por la personería jurídica del 21 de febrero de 1959, y el doctor Antonio José Uribe Puertocarrero su primer presidente. De la carrera séptima a la carrera quinta vivían varias familias bartolinas, una de ellas eran los Uribe Iregui, cuya casa más tarde fue sede de la embajada de Polonia. Más abajo quedaba la casa de los Rivera Concha y más arriba la de los Clavijo Vergara, todos Bartolinos.
El año anterior, la Juventud Bartolina, publicó en su portada la foto de los siete hermanos Tobón Londoño estando entre ellos Fabio, que sería más tarde uno de los más preclaros amigos de su colegio, no solamente como presidente de Asia Bartolina, sino dos veces presidente mundial de la Organización que cubre a los exalumnos de los colegios de jesuitas en el mundo.
Con Fabio, en 1984, reanudamos las actividades de Asia Bartolina, que llevaba 5 años paralizada. Luego me volvería a encontrar con Fabio en la organización del congreso mundial celebrado en Medellín en el año 2013. Se me ocurre en este momento recordar el nacimiento del equipo Millonarios, que inició en 1937, en los terrenos que pertenecían al Colegio San Bartolomé entre las calles 34 y 36 y de la carrera 5° a la 7°. Ese equipo, que hoy está entre los primeros del calendario 2019, nació estrictamente el 13 de agosto del año 1939 con el nombre de Millonarios, siendo el que después sería Alcalde de Bogotá, Manuel Briceño Pardo, quien sugirió el color azul para la camiseta de los jugadores de Millonarios, y pantaloneta blanca, que todavía es el uniforme clásico del equipo.
Recuerdo igualmente las condecoraciones con la Orden Bartolina:
A estos condecorados agregamos este año:
Quisiera recordar igualmente que las oficinas de Asia provisionalmente estuvieron ubicadas en las antiguas salas de visita del primer piso ala norte del colegio. En el 2005 se remodelaron unas oficinas en la parte sur del primer piso que habían sido el depósito de los alimentos cuando en el colegio hubo internos y semi internos. En 1975 ese espacio se remodeló para las oficinas del plan de enseñanza religiosa de los colegios de los Jesuitas bajo la dirección del padre Jesús Andrés Vela. El 28 de octubre de 2006 completamente transformado ese espacio fue inaugurado por el padre Provincial Gabriel Ignacio Rodríguez como sede definitiva de Asia Bartolina y del almacén que suministra los uniformes para los alumnos del colegio. Concluidas las obras arquitectónicas del edificio central del colegio nuevamente las oficinas de Asia y del almacén de uniformes volvieron a su lugar original. Quisiera finalmente recordar a tantos Bartolinos y padres de familia del colegio que con su generosidad hicieron posible durante 20 años la obra social al sur de Bogotá, barrio Casagrande, donde está situado el edificio Rafael María Granados y el terreno comprado como obra social de Asia para una ampliación de la escuela que allí existe. Sigo soñando en que es muy importante para Asia tener una obra social que manifieste un esfuerzo colectivo en favor de los más pobres.
No termino sin mencionar a algunos Bartolinos que han sido presidentes de la Asociación, como Bernardo Castro Durán de la promoción del 60, Eduardo Samek De La Espriella del 52, General Carlos Arturo Lombana, Guillermo Benítez Pontón del 65, Eduardo Silva Silva del 72, Daniel Eduardo Jiménez Jiménez, de la promoción de 1977, Álvaro Ramírez De La Torre de la promoción del 77, Felipe Luengas Salgado del 79, y Hernán Marulanda Echavarria del 71. No puedo olvidar a Jaime García Arango de la promoción del 62, quien nos ha acompañado muchos años en varios cargos y actividades de la junta de Asia. Para todos ellos mi gratitud permanente y un abrazo cordial.