Por Claudia Marcela Sierra Montes – Directora Académica
Desde hace cinco siglos, la Compañía de Jesús emprendió el camino de la innovación y esto nos ha permitido atestiguar las transformaciones del mundo (Sosa, SJ., 2017). Ahora es nuestro turno y en el Colegio San Bartolomé La Merced tenemos la oportunidad de reimaginar el presente y construir el futuro con el interés de ofrecer una educación Jesuita pertinente con los retos del Siglo XXI.
77 años después de recorrer la historia en el colegio, de caminar al lado de los grandes cambios políticos, económicos y sociales y en medio de un país con anhelo de paz desde la reconciliación y la justicia. El colegio San Bartolomé la Merced responde desde el análisis de su contexto actual, con una mirada innovadora y renovada, fundamentada en los pilares de la educación ignaciana, centrada en los desafíos del siglo XXI y sobretodo construida desde el discernimiento comunitario como experiencia de sentido a las prácticas educativas.
El camino hacia la innovación en San Bartolo no ha sido corto, desde siempre el colegio viene preguntándose por el desarrollo integral de las dimensiones del ser con estructuras didácticas de la escuela nueva, que garanticen el aprendizaje significativo, con sentido y en contexto. Es así como los proyectos pedagógicos de aula se configuran como el vehículo de aprendizaje para el desarrollo de las dimensiones en la sección preescolar y primaria. Desde ese entonces hasta la fecha, han permitido desarrollar la curiosidad, el asombro, la pregunta por el conocimiento y sobre todo la empatía por el contexto real en que se desenvuelven nuestros estudiantes.
Teniendo en cuenta que el objetivo primordial del proceso educativo es la búsqueda de sentido al proceso de aprendizaje del estudiante, se hace necesario configurar una estructura organizacional por ciclos de formación que favoreciera la comprensión de las necesidades madurativas y de desarrollo de los estudiantes para cada momento vital, así como el diseño de estrategias pertinentes a dicho momento de acompañamiento.
Con el fin de definir objetivos comunes para cada ciclo de formación se establece la configuración del PAIC ( plan de acompañamiento integrado de ciclo ) como eje fundamental del proceso pedagógico y de acompañamiento de cada uno de los ciclos, esta configuración del PAIC favoreció el establecimiento de metas de formación por conjuntos de grado y a su vez estableció una mirada integradora de las acciones entre las áreas funcionales y académicas.
Luego de la configuración de ciclos de formación, la consolidación de PAIC y el afianzamiento de los proyectos pedagógicos de aula en el preescolar y la primaria, se establece de manera explicita la necesidad de hablar en el contexto escolar de lntegración curricular comprendida como “ la organización colaborativa del currículo, a través del diálogo de saberes y estrategias integradoras, que buscan favorecer la formación integral, para hacer del aprendizaje, un proceso significativo y contextual, dando respuesta a las necesidades de los actores del sistema educativo, mediante el desarrollo de destrezas, habilidades, competencias y valores requeridos, para actuar y transformar la realidad con excelencia humana” Consejo académico 2016-2017”. Desde esta perspectiva se configura para el ciclo II la integración de áreas académicas por categorías (pensamiento lógico – humanidades – educación física – educación artística) y se involucran dentro de las acciones pedagógicas en el aula los objetivos del PAIC como metas formativas.
Producto de la experiencia discernida y dialogada como comunidad, se inicia en el ciclo V la experiencia de integración curricular por proyectos de aula como alternativa que el equipo docente encuentra para favorecer los aprendizajes con sentido de los estudiantes en alineación con su proyecto de vida. De esta forma el proceso de implementación de la integración curricular en ciclo V surge de manera natural producto de las necesidades del ciclo. Esta experiencia al finalizar el año 2016-2017 además de favorecer la motivación por el proceso en otros ciclos de formación, da cabida a la integración estructurada desde proyectos de aula en el año en curso.
Tal como se puede evidenciar en el breve recorrido descrito, el CSBLM inicia un proceso de innovación pedagógica desde la experiencia de cada uno de los ciclos respetando sus particularidades, pero orientando la gestión pedagógica a una meta común: favorecer el aprendizaje significativo de los estudiantes desde la integración curricular, a través de la metodología de proyectos de aula y el trabajo colaborativo. Todo esto iluminado por la Pedagogía Ignaciana y con herramientas fundamentales como el discernimiento personal y grupal.
En la actualidad hemos estructurado un curriculo centrado en habilidades, retos y desafios que integra a la totalidad de los saberes de las áreas académicas para el ciclo II. Con el propósito de Inspirar a los niños, niñas y jóvenes para construir proyectos de vida integrales, expandir sus habilidades para discernir sus aprendizajes, razonar de forma crítica, indagar, comunicar, sentir y crear. Así como, provocarlos para asuman los desafíos del autocuidado, el desarrollo sostenible y el cuidado de la casa común. Formando ciudadanos globales, agentes de contemplación y acción que construyen un mundo pleno y digno en el Siglo XXI.
Esta experiencia se diseña a partir de la implementación del método de pensamiento de diseño desde el PPI (Paradigma Pedagógico Ignaciano). Siempre hemos innovado, ahora decidimos afinar nuestros objetivos y la estrategia apoyados en el pensamiento de diseño (Kembel, 2007) desde los momentos de PPI. Inspirados en ese referente nuestra ruta consta de cinco grandes momentos: (a) empatizar (Contexto), (b) imaginar, (c) idear, (Reflexión) (d) prototipar –llevar las ideas a la realidad-, (Acción) (e) y evaluar, (evaluación).
La brújula que siempre nos ha marcado el horizonte es La Formación Integral para la Excelencia Humana. Queremos innovar siendo fieles al ADN Ignaciano, una educación orientada a formar niños, niñas y jóvenes “(…) para los demás, personas competentes, compasivos, comprensivas y comprometidos” (Kolvenbach, SJ., 1993, p. 11). Seres humanos en clave de servicio, en búsqueda de la excelencia y la trascendencia. Nuestra ruta de la innovación es única y diferente siempre que coloquemos la Fe, la justicia y el servicio como elemento central de la escuela.
Nuestra meta es reimaginar la escuela de los egresados de 2030. Emprendimos el camino de la innovación hace mucho tiempo, pero tomamos como punto de partida el año 2017, año en el cual ingresaron al jardín de infantes los futuros egresados de 2030.
Cortesía: Santiago Tobón Grajales, S.J., Revista Jesuita y Comunicaciones Colegio San Bartolomé La Merced